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miércoles, 23 de octubre de 2013

El odio a odiar y odiar lo odiado

Según la wiki, el odio es una emoción, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir el objeto odiado. El odio se describe con frecuencia como lo contrario del amor o la amistad; otros, como Elie Wiesel, consideran al odio como lo opuesto al amor.

Hoy hablando con César he recibido una inesperada lección sobre una muletilla de la que no era consciente, y que desde estas humildes líneas le agradezco, como confirmación del agradecimiento que hace un rato le hice en persona. Resulta que en poco más de media hora he odiado:
· a los políticos (inmerecidamente, claro)
· a los espejos
· al aire acondicionado

Y porque César me ha corregido, que acabaría odiándome a mí mismo por odiar tantas cosas odiosas. Probablemente y a excepción tal vez de la odiosa casta política, quise decir o referirme a cosas que no me gustan, al igual que no me gustan los odiosos zumos de melocotón. Y mira que eventualmente los tomo, pero eso es otra historia que merece ser tratada en otra ocasión.

¿Y de dónde me viene este odioso odio? Pues haciendo memoria, hace ya varios lustros cuando yo era el pagafantas que fuí, tuve una novia caprichosa a la que tuve que complacer disfrazándome de pitufo más que nada para que ella se disfrazara de pitufina, y yo en rebeldía y como medida de retorsión escogí ser el pitufo gruñón, y me pasé toda la fiesta odiándolo todo, incluso a un gigantesco entrecot a la parrila y a los varios cubatas que me trasegué. La de cosas que hace un pitufo pagafantas por un polvo a espaldas de papá pitufo...

Supongo que de aquella guasa o chanza, me quedó la muletilla de odiar todo lo odiable (mención aparte merecen los odiosos políticos, ojo) y que hoy sabiamente me ha sido evidenciada, haciendo que yo a mí mismo me haya prometido dejar de odiar tantas odiosas y odiables cosas. Si no cumplo mi promesa, me estaré defraundando a mi mismo, cosa que oigo.

Y el caso es que salvo a los políticos, no odio esas cosas. Si me apuras, tampoco odio a los políticos. Para mi son escoria, basura, mierda, moscas cojoneras que no puedes aplastar por temor a darte un soberano golpe en los webos. Creo que les doy más importancia que la que merecen.

Total no son políticos, sino la mafia.









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